| 

CONSIDERACIONES

Politicas de Drogas
Nuestros Principios
  • LEAP considera que el abuso de drogas en adultos es un problema de salud pública y no un problema que pueda ser resuelto por el sistema judicial y policial.
  • LEAP no promueve el uso de drogas,  al contrario, está sumamente preocupado por el aumento de abuso de drogas y la violencia que genera a nivel mundial. Sin embargo, los dos, el abuso de drogas y el aumento de violencia que éste genera, aumenta bajo la prohibición, así como sucedió durante la prohibición del alcohol en los Estados Unidos durante los años 1920s. 
  • LEAP reconoce que las drogas son peligrosas y adictivas. Una regulación razonable podría proteger la salud pública incluyendo restricciones en la edad mínima para la compra y consumo de las mismas.
  • LEAP reconoce que las drogas ilegales presentan diferentes riesgos y por lo tanto, requieren de diferentes modelos de regulación. Nosotros creemos que Estados Unidos y otras naciones deben tener la flexibilidad de tratar diferentes modelos de regulación que hagan balance entre la libertad individual y los riesgos sociales de muerte, enfermedad, y adicción.
  • LEAP reconoce que lograr el balance apropiado, mezclando modelos privados, públicos y médicos tomará tiempo para un mejor control y regulación de las actuales drogas ilegales. Nuestros oradores o presentadores promueven una serie de estrategias acordes con sus experiencias personales y filosofías políticas.
  • LEAP cree en la obligación que el gobierno tiene con la salud pública de informar a la comunidad claramente y con certeza de los riesgos asociados con todas y cada una de las actualmente drogas ilegales.
  • LEAP argumenta que una vez el gobierno levante la prohibición, debería liberar a los infractores de drogas, borrar sus historias penales y restaurar sus derechos civiles. Sin embargo, creemos que las personas que causen daño bajo la influencia de alcohol y drogas deben ser responsables ante la ley por sus acciones. 
  • LEAP reconoce que las personas que sufren de adicción y buscan ayuda deben recibirla. Nosotros argumentamos que el costo de este servicio de ayuda podría ser financiado con una fracción de los ahorros que el sistema judicial y policial generaría al levantar la prohibición.
Relaciones entre la Policía y Comunidades

El éxito para mejorar la efectividad de la policía y seguridad social es volver a los principios fundamentales modernos de seguridad pública; estos principios implican el aumento de la confianza mutua entre la policía y la comunidad y la prevención del crimen en lugar de reaccionar a él. Las agencias del sistema policial necesitan cuatro tipos de soluciones para lograr estas metas: mejorando el apoyo de los oficiales como nosotros, equipandonos con lo necesario para prevenir en vez de reaccionar, priorizando nuestros esfuerzos en la seguridad social y comprometiendo directamente a la comunidad en nuestro trabajo.

Lazos sólidos entre la policía y la comunidad son esenciales para hacer efectivo nuestro trabajo y mantener a nuestras comunidades seguras. Con los recientes titulares en las noticias de disparos de la policía a los civiles, la tensión entre la policía y en particular las comunidades de minorías, el trabajo policial está haciendo afectado diariamente. Aunque muchas personas de estas comunidades han sido víctimas del crímenes,  ellas reportan cada vez menos crímenes  porque desconfían de nosotros y evitan dar información que ayudaria a resolver casos. Mientras más comunidades se nieguen a reportar crímenes, más presionamos a los testigos a cooperar contra su voluntad, aumentando la tensión. Estamos en un punto muerto que nos hace a todos menos seguros.  

Reducción de Daños (Resumen)

Muchas veces, los oficiales de la policía encuentran a los consumidores de droga muertos por sobredosis antes de que ellos dejen la droga. Los oficiales saben que consumidores de droga recaen porque, después de un tratamiento de adicción, ellos todavía están luchando con sus problemas de salud física y mental. Adicionalmente, no tiene donde vivir y están desempleados. Cuando los consumidores de drogas recaen, usualmente pierden el acceso a los servicios que necesitan para estabilizar sus vidas y exitósamente dejar las drogas. Como resultado, muchos oficiales apoyan un nuevo programa de reducción de daños, que ayuda a los consumidores de droga con su adicción y estabiliza sus vidas, en lugar de exigirles que dejen la droga antes de ofrecerles ayuda. Reducción de daños se refiere a la meta que el sistema judicial y policial (o el gobierno en general) no causan daño en consecuencias involuntarias. El sistema judicial y policial quiere aplicar las leyes sin causar más daño a la gente. Por ejemplo, en vez de apresar a una persona de posesión de drogas ilegales, la policía decide contratar un asistente social para dejar la persona en un centro de uso de sustancias para desintoxicar primero antes de encarcelar, o en vez de encarcelar.

Una de las cosas más frustrantes de trabajar en el sistema judicial y policial es ver a la misma gente en el círculo vicioso de entrar y salir del sistema día tras día. Muchos sufren de drogadicción; sin embargo, quienes somos llamados para manejar sus casos no tenemos las herramientas para resolver sus problemas de raíz. Para acabar con su adicción, ellos necesitan apoyo con sus problemas de salud mental y física, sus problemas de vivienda  y desempleo, pero muchas veces nuestras únicas herramientas son arrestar y encarcelar empeorando así esos problemas. 

Dado el dramático incremento por parte de los jóvenes del uso de heroína, el programa de reducción de daños es particularmente urgente en Estados Unidos. La muerte por sobredosis de heroína ha aumentado casi en un 250% entre los años 2010 y 2014, llegando a 29 sobredosis por día en el 2014. Muchos consumidores se inyectan heroína con jeringas compartidas y en ambientes sin esterilizar, causando VIH, hepatitis C e infecciones bacteriales. Pero dejar de consumir es notoriamente difícil--el tratamiento de desintoxicacion puede causar vómito, temblores, diarrea, espasmos musculares y dolor de huesos hasta por un semana; tambien una profunda depresión que puede durar años, y suicidio en unos casos. Los programas de tratamiento comunes que proveen apoyo de consejería y psicológicos necesitan ser expandidos y no son suficientes. Las iniciativas del programa de reducción de castigo permite a los drogadictos estabilizar sus vidas y tomar control sobres su recuperación. 

Problemas Globales

En vista que LEAP se fundó como (Law Enforcement Against Prohibition) para terminar la guerra contra las drogas, y en vista que la guerra contra las drogas ha afectado a todo el mundo, LEAP se seguirá dedicando al estudio de los impactos de las políticas globales contra la droga. Nosotros advertimos sobre el impacto desastroso de la guerra contra las drogas en otras naciones, y las políticas innovadoras contra las drogas que otras naciones están conduciendo.

El cargo mayor de nuestra guerra contra las drogas--en términos de violencia, corrupción gubernamental y el crimen desenfrenado-- recae no sólamente en Estados Unidos pero en los países productores y transportadores, particularmente México, Centro y Sud América y Afghanistan. Através de ayuda del exterior y asistencia militar que depende de mantener las drogas ilegales y atacando quienes producen o transportan drogas, los Estados Unidos han obligado a estos países a enfrentar en primera línea nuestra guerra contra las drogas. En vista que los ciudadanos de esos países no pueden votar contra esas políticas contra drogas obligadas, los Estados Unidos están debilitando la democracia global. 

Los daños son inmensos. Las utilidades de $300 billones que industria de droga ilegal genera globálmente financia grupos terroristas y redes criminales internacionales, y estas ganancias son protegidas atravez de asesinato y extorsión. Los intentos de destruir esos grupos han ocasionado un derramamiento de sangre masivo; Las luchas de las Fuerzas de Seguridad Pública en México contra los carteles han costado 10,000 vidas al año. La policía rara vez resuelven los casos de assesinato, hasta se han encontrado a las afueras de la ciudad de México cuerpos decapitados y quemados.  Las Cortes ráramente funcionan y los periodistas y políticos no actúan por miedo de represalias. Además, como han habido inmigrantes a los Estados Unidos que han sido deportados por unirse con las pandillas de la droga, los Estados Unidos practicamente está deportando sus pandillas a Centro América. Hoy por hoy, Honduras y El Salvador son los dos países más violentos en el mundo, principalmente por las pandillas que empezaron vendiendo drogas en Los Ángeles. 

Estas consecuencias globales vuelven a perseguir a los Estados Unidos. La democracia está debilitada. Los carteles de la droga financian los grupos terroristas que amenazan la seguridad nacional de Estados Unidos y otros paises. La violencia de las pandillas y carteles de Centroamérica y México ha enviado miles de niños hacia el norte cada año, donde son víctimas de traficantes humanos, forzados a esconderse en un país que no los quiere, encarcelados en centros de detención inhumanos y costosos y finalmente deportados. 

Las Naciones Unidas han declarado el cultivo de amapola ilegal; Afganistán cubre alrededor del 90% de la demanda mundial de opio. La Oficina de Drogas y Crímenes de las Naciones Unidas calcula que el valor del opio en las calles de Afganistán es más de $68 billones. La penalización del opio ha fomentado corrupción en el gobierno y la Policía Nacional y Ejército, pues ellos son pagados hacerse los de la vista gorda o activamente participar en negación de las drogas. La corrupción debilita la credibilidad en el gobierno, genera insurgencia y los rebeldes del Talibán ganan soporte local  al proteger los cultivos, aumentando más el conflicto que resulta en más muertes de soldados Americanos y Afganos.